sábado, 13 de diciembre de 2008

El árbol de manzanas

En un lejano y triste pueblo vivía Hendy, un niño curioso y muy soñador, junto a su mamá y su hermano mayor. Frente a su casa se mudo Adalin, una mujer de ojos radiantes y rostro hermoso, lo extraño era que usaba unas uñas larguísimas y un cabello que le llegaba a sus tobillos, muchos la llamaban bruja. Hendy se levantaba todas los días a las cuatro de la mañana, y se asomaba a la ventana a ver a su vecina regar un arbolito de manzanas recién sembrado.

Hendy, siempre estaba muy triste y desconsolado, ya que sus padres eran separados y su hermano mayor era drogadicto, pero esto no lo dejaba ser un niño soñador. No faltaba día que se levantara a las cuatro se asomara a la ventana para encantarse al ver como su vecina regaba la matita con un agua azul, que según él, era una poción mágica para darle poderes a la matita, cuando esta fuera ya un árbol.

Una noche Hendy, como como siempre se levanto de su cama a las cuatro de la mañana y se dirigió al lugar en el que siempre se colocaba a ver a la señora regar y acariciar la matita. Al llegar al lugar se sorprendió muchísimo ya que vio a la matita vuelta un gran y hermoso Árbol.
Salio a ver que había sucedido, ya que era muy pronto para haber crecido tanto, para él era un milagro de Adalin, corrió hacia al árbol lleno de mucha alegría, gritando que era mágico y podía conceder deseos.

Tanto así que decidió pedir sus tres deseos: el primer deseo fue que su casa fuera una gran mansión, donde el pudiera correr y jugar sin limites; su segundo deseo fue tener muchos juguetes para el poder jugar con sus amigos, ya que a ellos no les gustaban jugar con él por no tener con que jugar. Contento y lleno de alegría fue a su nueva casa y se dirigió a su gran cuarto, donde encontró bicicletas, patinetas, muchos carros, balones, y tantos muñecos, como para poner una juguetería.

Saltando de la alegría se dirigió nuevamente al árbol y le pidió un tercer deseo que le diera muchos dulces que pudiera comer toda la vida, el lugar donde lo podía colocar era en el sótano viejo, ya que era grandísimo y podía colocar toda la cantidad de dulce que quisiera, así fue, el deseo fue cumplido y al sótano no se podía dar un paso por la gran cantidad de dulces que ahí había.

Igual de contento como cuando recibió sus juguetes, se dirigió hacía el árbol a pedir el cuarto deseo; se inclino, con los ojos cerrado, y le pidió que sus padres se reconciliaran y que su hermano dejara ese vicio dañino. El árbol por primera vez hablo y le dijo; -no puedo concederte ese deseo, ya que solo te podía concebir tres deseos y ya los usaste-. Hendy le suplico muchísimo al árbol, pero no podía hacer nada, a no ser que el desistiera de tres anteriores deseos cumplidos, era la única manera de cumplirle el cuarto deseo. Hendy no sabia que hacer, ya que tenía todo lo que siempre había querido; una gran casa, muchos juguetes para divertirse y muchos dulces para comer, todo lo que un niño sueña.

Entristecido, pero muy seguro con lo que iba hacer le pidió al árbol que su felicidad era su familia, le pidió que le quitara todo lo que le había dado, pero que lo hiciera feliz con el último deseo. Fue cuando salto de su cama después de un largo sueño que había tenido toda la noche, eran exactamente las cuatro de la mañana. Muy triste por que todo era un sueño y su deseo ser feliz junto a su familia no se le había cumplido. Como todas las mañanas salió a ver a la señora Adalin y su matita. Pero no encontró nada, la matita había muerto y la señora Adalin ya no estaba viviendo en esa casa.

Pero a Hendy la tristeza le duro poco, ya que sus padres estaban en la sala juntos, y su hermano salía a dar clases en su nuevo colegio, para luego salir a su cita con un psicólogo que le estaba ayudando a recuperarse de las drogas. Con una sonrisa de oreja a oreja le dio las gracias al arbolito por haberse sacrificado, por su felicidad, regreso a su cuarto y al entrar; encontró una hermosa bicicleta, un gran balón, varias cajitas de dulces y unas semillas de manzanas, todo esto se los había dejado la señora Adalin, antes de irse, no paro de jugar, comer dulces, abrazar a su hermano y besar a sus padre.

Ah y las semillas; son, hoy un gran árbol, sembrado en el patio de la casa de Hendy, donde vive feliz junto a su familia.

"Fin"

5 comentarios:

Unknown dijo...

esta muy lindo el cuento y con una muy valiosa enseñanza........... te felicito escribes bien.....

sigue desarrollando eso, y quien quita te conviertas en un garcia marquez!!!!!.

bien pelao`...........

SailyVic dijo...

Hey...bn pelao te felicito esta supremo tu cuento... chevere que chevere...casi lloro pense q no le iba a cumplir su mayor deseo jejej
a si me gustan con finales felices...bacano... chaop q le rinda y siga escribiendo***...

Evelyn dijo...

!!Felicitaciones !!

EsTa muY Hermoso tu cuento, tienes mucha riqueza intelectual.
Sin duda k llevas la marca de calidad del proximo escritor de colombia.
Ojala que muchas personas tubieran la actitud, la pureza y el amor
de hendy hacia la union familiar sin importarles lo material..

Unknown dijo...

muy bueno y con la enseñanza que la familia es la mayor felicidad y riqueza,, bacano siga escribiendo que lo hace bien....

Unknown dijo...

Gracias a cada uno por sus comentarios.